Blas Infante: un isleño de Casares (Apertura de las VIII Jornadas por la Constitución Andaluza)

No es casualidad sino más bien causalidad, el que nos encontremos en Isla Cristina para desarrollar estas octavas jornadas por la constitución andaluza. Estas serán las octavas jornadas, tras las realizadas en casi la totalidad de las provincias andaluzas.

Apertura de las VIII Jornadas por la Constitución Andaluza.

El lugar nos sirve como excusa perfecta para el estudio de la Constitución de 1883 y volver a rendir homenaje a Blas Infante, que llegó a Isla Cristina en 1922 y estuvo ejerciendo de notario hasta 1931.
En los textos de 1883 se sostiene solemnemente, que el pueblo andaluz tiene su nación. Una Nación de recursos que, producidos colectivamente, serán repartidos de igual manera. Una comunidad, también, de cultura, solidaria y de lucha.

El documento influiría profundamente en la obra de Blas Infante y en el andalucismo de principios del siglo XX. Así se constata en la Asamblea de Ronda de 1918 cuando se declara a Andalucía como patria y cuando se debate en torno al texto constitucional para actualizar sus bases.

Este proyecto constituyente pervivió como referente en la marcha hacia el autogobierno. Así, el nuevo Estatuto de 2007 reconoce en su preámbulo la trascendencia de dicho texto. Aunque tenga poco que ver con nuestra constitución, el actual régimen autonómico hace un intento de hundir en ella sus raíces.

El 14 de abril de 1983, el Parlamento de Andalucía aprobó una proposición no de ley que acabó con el olvido oficial al que fue sometido Blas Infante Pérez desde que fuera fusilado. Estas palabras oficiales en las que expresaban la intención de sacar del olvido a Infante, escondían todo lo contrario: blanquear su imagen y acabar con cualquier sentimiento de soberanía andaluza.

Los organizadores de esta jornada pensamos que el mejor homenaje que podemos hacerle al padre de nuestra patria, es recordarlo mediante el estudio de su vida, de su obra y el análisis en profundidad de los textos de la constitución de 1883, asumida por Blas Infante como fuente de liberación del pueblo andalú. Los centros andaluces que aquí están representados son la aspiración e inspiración para recuperar su forma de vida, su humanidad y su verdadero sentimiento de vivir en una Andalucía libre que no reciba ningún mandato desde el exterior, como se recoge en el artículo 1 de la constitución andaluza de 1883.

BLAS INFANTE UN ISLEÑO DE CASARES.
Blas Infante llega a Isla Cristina en 1922 tras permutar su notaría de Cantillana. De la ciudad le impactó su actividad industrial y pesquera, muy diferente a la Andalucía agraria que conocía hasta ese momento. Logra integrarse en la comunidad y participa activamente en su vida cultural y social involucrándose en aspectos culturales y colaborando con el Casino de La Unión (conocido como el casino de los pobres) donde acudía las gentes del pueblo, los jornaleros del mar, circunstancias que demuestran que Blas Infante nunca dejó de sentir las necesidades del pueblo jornalero andaluz como el estilete de su lucha de liberación.

Su estancia en Isla Cristina es señalada como un “retiro interior”, dedicándose al estudio y la familia, mientras observaba cómo se desvanecían los logros conseguidos hasta el momento en la lucha por la autonomía, entre ellos, la clausura de los Centros Andaluces en 1923 que fundara Blas Infante. Aprovechamos el momento para reivindicar el papel de los actuales centros andaluces del pueblo de Almería, Granada y Huelva, animando a su propagación por otras provincias y su loable intento de seguir con el mandato del padre de la patria poniendo en valor el andalucismo revolucionario y la emancipación del pueblo andaluz también a través del conocimiento de nuestras raíces y la historia de nuestro pueblo.
Participó con sus escritos en el periódico ‘La Higuerita’ y en la fundación del Ateneo local en 1926.

ambién se supone que colaboró en la redacción del reglamento del Pósito marinero en 1930, ya que existe una copia del mismo en sus archivos personales, algo que define la defensa de las condiciones de vida de los jornaleros que hacía Blas Infante, tanto laborales como espirituales, fuesen jornaleros del campo o del mar. En este Pósito, una especie de cofradía de pescadores actual, se llevaban a cabo la instrucción en el arte de la pesca, el estudio de las mareas y las nuevas técnicas que iban apareciendo para hacer más rentable el salir a faenar, al mismo tiempo se preocupaban de la educación de los propios marineros y de sus hijos, de ahí que no puede extrañar la relación de Blas Infante con la educación y la cultura como elementos emancipadores del pueblo andaluz.

Es también durante su estancia en Isla Cristina donde más destaca su labor como animalista, recordando cómo se supone que tenía la intención de escribir una segunda parte de su obra “Cuentos de animales” publicada en 1921, ya que se conservan seis páginas mecanografiadas de “Otros Cuentos de animales”, que serían la continuación de los primeros.

La Plegaria del Pájaro de 1924 es un escrito en el que Infante alaba la importancia y bondades de las aves, a las que usualmente compraba enjauladas en los mercadillos locales para después liberarlas. Prueba de ello un artículo del Heraldo de Madrid que publica:

Una fiesta simpática
“Pájaros y presos quieren libertad”

En Isla Cristina se ha celebrado esta mañana la fiesta de la libertad del pájaro, cuya iniciativa se debe al publicista sevillano D. Blas Infante y la realización de la misma por el Ateneo popular, que lo organizó. Los niños de las escuelas públicas leyeron trabajos alusivos al acto y distinguidas señoritas dieron suelta centenares de pájaros. Los niños fueron obsequiados con una sesión de cine y el Ateneo muy felicitado.
Se acordó pedir la libertad de los presos por faltas leves, por encontrar muy propio en tal fiesta pedir también la libertad del hombre.

Ese mismo año escribió Mandamientos de Dios en favor de los animales.
Blas Infante recogió un pequeño zorro abandonado al que llamó “Don Dimas” y que tuvo como mascota. La narración de sus relaciones con Don Dimas las recopiló en un par de cuadernos manuscritos y titulados “Dimas 1º Historia de zorros y de hombres” y “Dimas 2º. Historia de zorros y de hombres” fechados en 1927.

En 1928, Blas Infante realizó una petición al alcalde de Ayamonte contra las carreras de gallos que se celebraban en la feria local, y fue partícipe e inversor muy activo de campañas antitaurinas en colaboración con otros compañeros de corte también animalista. En esta campaña animalista y contraria a los espectáculos condicionados con el sufrimiento animal, seguramente recordaría lo recogido en la constitución de Antequera de 1883 en su art. «-27°

Las autoridades impedirán aquellos espectáculos opuestos a la moral social, así como todo tráfico o asociación contraria a la libertad o dignidad humana

Entregando a los autores a los Tribunales de Justicia, ya que entendía que cualquier espectáculo que recogiese el maltrato animal era contrario a la moral social y que por el contrario lo único que fomentaba era la más clara forma de brutalidad humana.

Durante este periodo de estancia en Isla Cristina viajó por Marruecos en busca de la tumba de Al–Motamid (último rey de Sevilla) e investigó los orígenes del flamenco. Esta etapa se prolongaría hasta 1931, año de proclamación de la Segunda República.

Durante su estancia en Isla, y en ese retiro interior y espiritual que se le supone a Infante, volvería a acordarse del artículo art. 9, ante los que pretendieron atacarle con el bulo de su conversión al Islam.
La autonomía individual comprende:

El derecho a la vida, a la seguridad y dignidad de la vida El derecho a la emisión y difusión libre del pensamiento hablado o escrito. (…)
La libertad de enseñanza. La libertad de reunión, de asociación, de petición y de manifestación pública. La libertad de conciencia y el libre ejercicio de todos los cultos.

Blas Infante tampoco dejo pasar durante su estancia en Isla la defensa de la mujer como elemento necesario para poder llevar a cabo la trasformación hacia una Andalucía libre, soberana, socialista, ecologista y feminista, tal como se recoge en el artículo 14 de la constitución de 1883 que declara “Se reconoce la independencia civil y social de la mujer. Toda subordinación que para ella establezcan las leyes queda derogada desde la mayoría de edad”. Reivindicaciones que se actualizan en la Asamblea de Ronda.

Imparte conferencias en el Ateneo popular de Isla en una fiesta dedicada a la mujer andaluza, Infante hace una apuesta clara por el protagonismo de las mujeres en el andalucismo revolucionario.
Es por lo que podemos considerar estos años de estancia en Isla Cristina la más prolífera de textos y argumentarios por parte de Blas Infante. De Isla Cristina llegó a decir que no tenía fronteras, ya que estas estaban abiertas al mar.

Regresó a Sevilla como notario de Coria del Río. Allí levantó Dar–al–farah (la Casa de la Alegría). En el salón de la misma hay un pequeño guiño a la localidad de Isla Cristina, ya que hay un mosaico donde aparecen unos galeones que recuerdan a los de la localidad. Desde esta residencia retomó su labor pro–Estatuto y volvió al terreno de la política formando parte, sin éxito, de algunas candidaturas andalucistas y redactando un proyecto de Reforma Agraria que se paralizó en las Cortes.  

En un clima convulso a nivel político y social, se preparó el referéndum para aprobar el ansiado Estatuto de Autonomía de Andalucía, pero el golpe de estado de 1936 frenó en seco todas las aspiraciones autonomistas.

Cabe también reseñar como parte de la influencia que Blas Infante dejó en Isla Cristina que unos meses antes de que se produjese el golpe y cuando tenía que ser refrendado dicho estatuto de autonomía, desde el Ayuntamiento de Huelva sacó un comunicado mostrándose contrario a dicho estatuto, que fue contrarrestado por otro desde el Ayuntamiento de Isla Cristina favorable al mismo y que desprendía toda la esencia del andalucismo infantista, logrando que se cambiase la idea inicial de mostrarse contrario.
Isla Cristina influyó en Blas Infante, lo mismo que Blas Infante influyo en Isla Cristina, una relación humana, cercana, de conocimiento y aprendizaje mutuo, de acercamiento al casino de los pobres y al puerto, acompañadas de escritos, fábulas y manifiestos en discursos en el Ateneo popular o escritos en el periódico “ La Higuerita”, actividad política, conocimiento del Islam , defensa del jornalero sea del campo o la mar, empoderamiento necesario de la mujer y la defensa de los animales frente a la barbarie del ser humano.

Es en su casa Dar–al–farah (la Casa de la Alegría), donde pasará los últimos años de su vida antes de ser sacado por la fuerza y en presencia de su familia, para ser trasladado al cine Jáuregui de Sevilla, donde permaneció retenido hasta que, como sabemos, fue trasladado en la madrugada del lunes 10 al martes 11 de agosto en un camión hasta las inmediaciones del cortijo de la Gota de Leche, en el kilómetro 4 de la carretera que unía Sevilla con Carmona para asesinarlo vilmente, sin dejar de gritar “Viva Andalucia Libre”.

Para terminar me gustaría leer la plegaria a los pájaros:

Niño:
Tú, que algunas veces me martirizas, mírame bien.
Yo soy el protector más importante de la agricultura.
Yo enseñé a los hombres el arte de la cestería, mostrándole mi nido.
Te he sugerido la idea de volar como yo, y has construido dirigibles y aeroplanos.
La inmensa variedad de mis nidos, te ha sugerido multitud de ideas.
No me hagas morir para lucirme vanidosamente en tu sombrero.
Yo destruyo por millares los insectos que constituyen las plagas de las legumbres, los cereales y las frutas que son tus mejores alimentos.
No me hagas víctima inocente de tu deporte de caza.
Yo distraigo con mi dulce y armonioso canto tus horas de fastidio.
No destruyas mi nido, que es el santo hogar de mis pequeños hijos.
Si eres bueno, como creo, no me tengas preso entre alambres, no me hagas mal y andaré más cerca de ti».

Por Blas Infante y por Andalucía: Viva la Constitución andaluza, VIVA ANDALUCÍA LIBRE.

Antonio Olivares.


Deja un comentario